Goza del segundo artículo de nuestra visita a Argentina, en el que continuamos explorando, degustando vinos para descubrir nuevas mezclas
Arranca la segunda retrasmisión, nos disculpamos por el retraso desde la anterior edición, pero el equipo ha estado un poco liado, bebiendo vino, degustando platillos, celebrando bodas, vamos, un lio!!
Les recordamos que Miguel, miembro del equipo Vinopremier.com, esta realizando una prospección del mercado sudamericano para lanzar nuestro proyecto Boxpremier.com y, de paso, nos proporciona alguna crónica sobre sus experiencias de cata & gastronomía, parece que esta realizando un “arduo trabajo”…
Arranca la segunda parte del partido – Empanada argentina & El Milagro 2008
La empanada de horno es una receta bastante común – casi podríamos clasificarla como sencilla – pero que esconde más de algún secreto, que hace que puede “despuntar nuestros sentidos”. Particularmente la pequeña catedral con la que nos sorprendieron nuestros anfitriones, era de una masa delgada, elástica, con una cantidad exacta de materia grasa, dorada y crujiente, pero lo suficientemente firme como para soportar el húmedo peso del relleno. El mismo, era un pino jugoso, pero consistente, sabroso y que mostraba un equilibrio perfecto entre la carne y la cebolla, rodeado por la sutil presencia del típico sabor argentino: el ají de color y el comino.
Según nos informaron nuestros anfitriones, el secreto de una buena empanada es que tenga, al menos, una aceituna, un trozo de huevo duro y algunas pasas para equilibrar el sabor de la cebolla.
Maridaje clásico y típico de fiestas. Sencillo a simple vista, pero que no siempre resulta perfecto. Quizá no lo parece, pero la empanada es una preparación bastante compleja, con una importante estructura, otorgada por el pino con carne, y bastante especiada. Lo complicado del asunto es que no toda copa de tinto le queda bien y para solventar este reto, nos ofrecieron un vino de autor El Milagro, de Juan Diapolo.
El Milagro es de color rojo rubí intenso. Este sencillo ejemplo de uva bonarda posee aromas a fruta roja madura, algo de rosa roja y violeta y esa nota fresca a yerba. En boca se repiten las sensaciones de fresa, flores rojas y notas vegetales muy características. Se encuentra un buen equilibrio entre el nivel de acidez y una pequeña advertencia de tanino que permite un cierre en boca con un recuerdo ligeramente amargo.
Este bonarda armonizó perfectamente con nuestra empanada. Recordemos que los taninos del vino funcionan muy bien con comidas que tengan algún grado “grasiento”, ya que cumplen una importante función al momento de ayudarnos a limpiar el paladar. Por otro lado, este maridaje resultó muy interesante, ya que en nuestra boca volvieron esas notas a fruta roja, algo de yerba y el sabor especiado de la carne, se nos marcó agradablemente.
Gol por toda la escuadra – Locro “suculento” & Mendel 2005
Este platillo es un guiso típico de varios países andinos, existiendo distintas especialidades. La particular que nos fue ofrecida es conocida por “Locro suculento” por la cantidad de cortes de carne que son utilizados en su preparación (principalmente cerdo y vaca), y la gran capacidad energética del plato, que se consumen –normalmente- en las zonas de montaña, en épocas invernales . Existe un dicho argentino que dice que “con tres platos de Locro se puede reconstruir una res y con cinco te conviertes en una”.
Aunque se prepara según una gran diversidad de recetas, siempre existe una base común de vegetales y la característica preparación, que toma varias horas. Se preparan las carnes por separado, añadiéndose luego al guiso de vegetales donde destaca el zapallo, granos de maíz blanco y mandioca. Nos lo sirvieron con una salsa picante con base de aceite, ají molido, pimentón y cebolla de verdeo. Entre las carnes destacan: tripa gorda, costilla, panceta, mondongo, carne con hueso, chorizo rojo, manitas de cerdo, etc…
Para acompañar este guiso “reconstituyente”, nos ofrecieron un magnifico Malbec de Bodegas Mendel, del año 2005, que estaba exactamente en su punto.
De un color rojo intenso, con notas violáceas, se muestra en nariz intenso y elegante, destacando los aromas de violetas, frutos rojos, y notas típicas de la variedad como ciruelas secas y pasas de uvas. Aparecen luego las notas de añejamiento que denotan su pasaje por barricas de roble francés, especias , vainilla, humo y caramelo tostado.
En boca muestra un excelente volumen y cuerpo, con un aporte de graso que aterciopela su paso por la boca. A su vez los taninos y la acidez están presentes dándole un excelente equilibrio y frescura, que permitió alcanzar una plenitud en el maridaje, ayudando a limpiar el paladar de la intensidad del Locro, si bien dejando una excelente sensación de plenitud y una reminiscencia en boca extraordinaria.
Tercer Gol del partido – Raviolis de Tuco & San Pedro de Yacochuya 2003.
Tras las batalla del Lucro, necesitábamos bajar la intensidad y realizar un escalado en el siguiente plato que nos permitiese enfilar la última batalla argentina, su asado, por lo que nuestros anfitriones nos prepararon un “plato intermedio”. Debemos confesar que fallaron estrepitosamente, en ningún caso fue intermedio y podríamos decir que se postuló como una de la estrellas de la noche.
Nos sirvieron un plato hondo, a la italiana, con unos delicadísimos raviolis en base a una reducción de hongos y salsa de carne. Luego descubrimos que buena parte de las carnes utilizadas en el Locro habían sido previamente doradas en sartén con cebollas, caldo de verduras, zanahoria rallada y hongos secos remojados en vino blanco y pulpa de tomate, para preparar el acompañamiento de los raviolis.
Este es el “aderezo” que cubría unos raviolis de pastas ligera pero consistente para mantener un relleno que se resume como una bomba de sabor. Créanme, el relleno, formado por sesos, espinacas, hongos, carne sacada del tuco, queso rallado sal, pimienta y nuez moscada, mostraba la mejor sinfonía que hemos tenido el privilegio de catar en mucho tiempo.
Dice el refranero español “tal señor, tal honor” pues esto fue aplicado a rajatabla en este plato. Los raviolis fueron excepcionales, pero el vino elegido Yacochuya 2003, no se quedó atrás.
Presentaba un color muy oscuro, casi negro y esta sensación se alarga a través de toda la cata, por su gran cuerpo, denso, espeso. Es concentrado, viscoso y completo.
Los aromas compactos con notas de fruta roja en mermelada y notas especiadas (pimienta negra).
En boca, de ataque potente, muestra un sensacional bouquet de regaliz, dulces de moras y arándanos mezclados con aromas minerales, especias y un leve suspiro mentolado. Muestra una entrada dulce en boca y sabores frutados acompañados de toques especiados.
Tanino en boca de gran complejidad, diferenciado los frutos rojos y especias, logrando un buen cuerpo en final de boca de buena acidez, de paso amable y final largo. Persistente, con final largo donde aparece nuevamente la nota mentolada.
Y, hasta aquí, llevamos cinco platos de los siete con los que nos conquistaron nuestros anfitriones argentinos, en breve les enviaremos la última retransmisión de este partido, que – como puede leer – fue una demostración del poderío culinario albiceleste.
gracias Miguel por tu experiencia, leerlo me trajo buenos recuerdos de la comida patria y apetito por unas buenas empanandas. No conocia varios de los vinos que citas, pero haré por probarlos
Gracias a ti María Elena.