¡Saludos y bienvenidos a nuestra exploración del emocionante mundo de la observación visual del vino!
El acto de mirar el vino es, de alguna manera, similar al enamoramiento a primera vista: es un momento perfecto y revelador que puede ofrecernos un vistazo a su personalidad. No necesitamos ser eruditos, ni intentar descifrar un pergamino antiguo, con solo una ojeada rápida podemos obtener valiosas pistas.
Luz Natural, Clave de la Observación
La iluminación es una pieza fundamental en este proceso. La luz artificial puede deformar los colores, por lo que es preferible la luz natural. Además, es recomendable contar con un fondo blanco que sirva como lienzo para inclinar la copa y apreciar el matiz y tono del vino. Condiciones adecuadas de iluminación aseguran que nuestra evaluación visual sea precisa y no se vea afectada por las variaciones en la luz.
La Fase Visual y sus Signos
En esta fase, nos enfocamos en detectar posibles anomalías en el color del vino. Aunque estas anomalías pueden no influir en el aroma o sabor, pueden sugerir un defecto en los vinos .
Observamos la claridad, la tonalidad, la intensidad y la fluidez del color. La apariencia del vino puede ofrecernos indicios sobre su calidad y su estado. Es importante mencionar que la turbidez puede tener múltiples orígenes, desde una falta de clarificación hasta la presencia de partículas no deseadas.
La Personalidad y Apariencia
La apariencia del vino puede proporcionarnos valiosas pistas sobre su personalidad. Un vino claro y brillante puede indicar juventud y frescura, mientras que los tintos con tonos más oscuros y profundos puede sugerir una mayor concentración y complejidad. La intensidad del color también puede revelar la variedad de uva utilizada y su origen geográfico.
En última instancia, esta fase visual no solo se trata de apreciar la belleza del, sino de comprender su carácter y prepararnos para la próxima etapa de la cata, la evaluación aromática
Variables para la lectura del vino
La claridad del vino suele ser más permisivo y más cuando sea por presencia de sedimentos que son cristales debido a la precipitación de bitartrato potásico, derivado del ácido tartárico presente naturalmente en la uva.
La intensidad del color se clasifica de alta, media y baja, ya que igual existen factores que pueden afectar nuestra apreciación no es necesario darle mucha importancia ya que es tan simple como tener un examen de la vista, si lees un texto a través es que tiene capa baja, si tienes que adivinar las palabras es que tiene capa media y si vez menos que un topo es que tiene capa alta.
La tonalidad en el color es un factor muy importante del que podemos sacar más características acerca de este, en los tintos el ribete pasa de un color violáceo a anaranjado conforme avanza su edad y es porque los antocianos tienen tonos azulados que al combinarse con el mosto da tonos morados claros y al oxidarse toma colores anaranjados.
En los vinos blancos es mejor mirar el color central y si es joven destacara en amarillo pajizo hacia lo transparente, colores intensos es para vinos que ya hayan sido sometido a crianza en madera.
La fluidez podríamos denominarla por las “lagrimas” formadas, sus características van desde el número, grosor y velocidad de desplazamiento y nos dará su graduación alcohólica aparente.
La cata visual da pocas pistas acerca del vino y así como el amor a primera vista en vez de esforzarnos en leerlo centrémonos en disfrutarlo, ya que no podrás leer los momentos inolvidables que nos dará el vino.
Salud!
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